martes, 23 de junio de 2015

A los alegres derrotados

Fueron solo cuatro días, eso marca el calendario. Lo más práctico para recordar algo de todo esto en los años venideros es tumbarte en la cama mirando al techo y hacer recuento de todos los momentos vividos, a veces ocurre que sin hacer repaso es más difícil retener los recuerdos. 24 horas x 4 días hacen un total de 96 horas de palpitar fuerte el corazón. 


Iniciamos temprano el viaje, jueves 18 de junio, con el coche hasta arriba de libros y maletas y con toda la ilusión que ponemos en estas minigiras los de la banda: vamos a pasarlo bien después de duras horas de trabajo. Los previos también son agradecidos pero nos esperan las ciudades, los libreros, las librerías y tantos nuevos amigos. A mediodía recogemos a Javier de la Cueva en casa, tenemos ganas de pasar estos días con Javier, hemos parado a tomar una cerveza y emprendemos el camino a Zaragoza. 


Llegamos solo con tiempo de una ducha y salir pitando a la librería Cálamo, allí nos esperan Paco Goyanes y Ana, un lujo de librería y libreros en la plaza de San Francisco. En la parte superior está todo listo y los asistentes, aunque ajustan tanto la hora que nos hacen alarmarnos un poco, acuden a la cita. Sí, han ajustado más que nosotros. La presentación de Manual del ciberactivista resulta un éxito, son 45 minutos bien interesantes en los que ya el público se mezcla con el autor y todo acaba en una amena charla, vamos a aprender mucho de estos encuentros, estamos seguros.



Antes de terminar ha llegado Ricardo Vicente, ¡qué ganas teníamos de vernos! y después libreros, autores y editores vamos a por los vinos y las cervezas, que va siendo hora. Javier se encuentra con Vicky, una antigua alumna, que nos acompañará también el resto de la noche. Después, claro, una visita al Bu! A Richi, como a nosotros, le gusta en estando en casa dejar las cosas atadas para que todo salga bien. Y tan bien. Nos cuenta además sus novedades y todas pintan de maravilla. Después nos deja la noche zaragozana para nosotros y toma el camino de vuelta a casa en esa moto preciosa sobre la que ahora cruza la ciudad. Visitamos a Enrique en Bar Bacharach, es lo que se presupone la última copa, pero aún habrá tiempo de pasear por el Pilar, por el Ebro y alrededores en un intento de atrapar la ciudad en las breves horas que el viaje marcaba en esta parada. El hotel Sauce nos acoge para el sueño, sin lugar a dudas el lugar donde tienes que ir a dormir si pernoctas en Zaragoza. Nos han preguntado que si éramos músicos y nosotros aclaramos que solo editores.



Ha amanecido y la mañana del viernes 19 de junio la dedicamos a visitar el resto de librerías librerantes (nos hemos vuelto a encontrar con Richi en la puerta del hotel): LaPantera Rossa donde se nos alarga la mañana en una conversación entusiasta y El Armadillo Ilustrado, que aún no conocíamos, preciosa librería en una suerte de calles latentes de arte. Bea nos dice que a Víctor lo conoceremos mañana en el H.U.L.




¡Venga, al coche! que aún queda camino, hemos pensado visitar alguno de los bonitos pueblos de la autovía del Nordeste, ya habíamos parado en un viaje anterior en Torija y ahora no encontramos el nombre del pueblo que vimos en el camino de ida y que parecía la mejor elección para la ocasión (nota para la próxima: Santa María de Huerta). En una idea sin raciocinio alguno pensamos que iremos al Monasterio de Piedra, vamos a alejarnos de la autovía, grabaremos un vídeo del camino y echaremos unas risas, pero, claro, llegamos a deshora y sin tiempo para visitar algo de tamaña envergadura ¿cómo no lo pensamos antes? ¡A lo loco! Imposible ver nada si no entras en el recinto, así que intentamos imaginar ante una ilustración del recorrido cómo será todo aquello. Ha sido un desatino en el camino pero no importa porque un poco más adelante pararemos a comer en un pequeño barecito muy bien atendido de Alhama de Aragón.



Cae la tarde y llegamos a Madrid, atasco, dejar a Javier, prisas, encontrar el apartamento donde dormiremos y ¡rápido! que hemos quedado con los amigos de FronteraD y Negratinta. Raquel Blanco, nuestra distribuidora, generosamente nos lleva en coche dando puerta a un trayecto en metro que los de provincias preferimos pasar por alto. Y, casualidad, el apartamento está justo enfrente de Sin Tarima, dan gusto estos pequeños premios. Y unos pasos más adelante nos cruzará un autobús urbano con unas preciosas vistas del Monasterio de Piedra estampadas en sus laterales...


Ya en la noche charlamos distendidamente de algunos nuevos planes para Librerantes con Raquel, Alfonso, Carlos y Pablo. Sacamos algunas ideas en claro y emplazamos a seguir trabajando en este proyecto que ya desde el inicio se entrevé una hermosa aventura. Alfonso y Carlos nos regalan un ejemplar de la Antolojía de FronteraD, ¡genial!


Vamos a descansar estos cuerpos que mañana toca la paliza final, el Hostia un libro abre pronto sus puertas y es una jornada de las de rozar la medianoche. Aún no sabemos que nos deparará pero estamos seguros de que será bueno. Sábado 20 de junio, unos churros para desayunar y otros con chocolate para llevar a Pedro e Irene que nos han cuidado el material mientras pasábamos por Zaragoza. Montamos nuestra mesa de 60x60 (nota para el próximo año: elegir la mesa de 120x60), decoramos el espacio con todo lo que se nos ha ocurrido esta vez, y además contamos con una pequeña muestra de las Minimices de Pedro Peinado; viene Raquel, llenamos la neverita (que por supuesto nos ha acompañado durante todo el trayecto) de hielo y cervezas y comienzan a llegar los primeros pasajeros de este viaje al corazón de los editores y los libreros. Menuda suerte contar con este plantel en España, y solo estamos unos pocos de todos los buenos. Echamos de menos desde el inicio a Noelia, Joaquín, Samu y Dani de la Galla Ciencia, tenemos los tenderetes contiguos y ellos no han podido venir, pronto llega Javi a llenar el espacio con sus Ediciones Aerostáticas y con su talante para la venta “Bienvenidos a la mejor esquina del H.U.L y, por qué no, en este momento, también debe serlo del mundo”. Pronto aparece también el sol, y no nos va abandonar hasta bien entrada la tarde, sí, nos ha tocado el peor sitio, pero se mitiga con las cervezas y las visitas de los amigos, que son muchos: Ramón, Ana, Galo, Pedro (que viene con su cámara), Irene y Carmen, de momento. Por allí está también Enrique López Lavigne, el productor de Toro, esa seguro que gran película de Kike Maíllo que se estrenará el próximo año y en la que Marga ha formado parte del equipo de dirección. Justo acaba de comprar Un bigote para dos y aparece Santiago Aguilar, ahora el ejemplar irá firmado por el autor, que es una de esas buenas cosas que también le pueden pasar a los libros.



Vamos a conocer en persona a Víctor de El Armadillo Ilustrado, a Fernando del Hambre (ya le teníamos ganas), a María José de Casa Tomada, a la nueva editorial malagueña GasMask, a Gregorio de 2Sardinas Ediciones, con quien hacemos trueque de material y nos traemos a casa (Otras) Reglas para la direccióndel espíritu, a los chicos de Milwaukee, y a encontrarnos con Enrique de Venir a Cuento que es siempre una alegría, al igual que a Kika y Antonio de Café Molar (a esto lo llamamos estar en casa), también a Mayte Esbrí de Ofegabous... a Inmaculada y su editorial PeZsapo que fue la mejor compañía para la jornada.


A las siete de la tarde llegan Javier de la Cueva y Santiago Aguilar a su firma de ejemplares, hemos decidido improvisar un tenderete para las firmas, a la sombra y bien visible, ahora ya ¡no se nos escapa una! Han vuelto muchos de los amigos, a los que se suman Trini y Maite y llega también Pedro Letai, y como de libros se trata nos hemos hecho con un ejemplar de sus Siete canciones pasada la medianoche. Han pasado mientras tanto Guillermo Zapata, Christina Rosenvinge y Julián Villagrán pero como la que caía era menuda no han parado en “la mejor esquina del mundo” y se han ido directos a la sombra. Aún así el día ha sido altamente provechoso no solo en lo personal que también ¡hemos vendido libros!, terminamos felices un día más. Agradecidos a los chicos del H.U.L que se lo curraron bien y mucho. El año que viene estaremos aquí de nuevo.

Aún nos queda una cena divertida, dormir abrazados a la noche, esa que durante estos días ha tenido la banda sonora de las calles más transitadas de la ciudad, y el camino de vuelta. Hemos decidido parar en Consolación, que Pedro aún no la había visitado, pero a una hora en la que el sol está tan alto que no sirve de nada mirar al horizonte.


En este momento nos vamos pensando en esta carretera, en las cervezas que aún nos quedarán por beber y en homenajearnos a nosotros mismos, que también lo merecemos, como a los alegres derrotados. Vamos pronto a casa que es hora de descansar.



1 comentario:

  1. Por la magnífica crónica veo que vuestro amor a la edición de libros os llevará al mejor camino en la publicación, donde autores, Bandaàparte Editores y lectores se unan fraternalmente de forma indisoluble.

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